lunes, 6 de mayo de 2013

El movimiento es vital.


Recuerdo que en alguna clase nos dijeron que era prácticamente imposible, si es que se está vivo, dejar de moverse. El cuerpo mismo se mueve para conseguir cierta estabilidad, ya sea articular, muscular, de posicionamiento del cuerpo, etc. Pero lo que más me llama la atención es que si siempre nos movemos quiere decir que siempre tenemos un determinado ritmo y una prolongada frecuencia. Y más me llama la atención pensar en que esa vibración la puedo asemejar con la música. Sé que la música es mucho más compleja que la vibración que provocan los músculos para mantener la estabilidad, pero indudablemente nuestro cuerpo reacciona a la música como si siempre se hubiesen conocido, son extremadamente compatibles. Y una vez más, tuve la oportunidad de experimentar esta vital unión. En la clase de creatividad pasada (un martes cualquiera de Abril), el movimiento fue protagonista. Comenzamos con actividades que inducían a seguir un ritmo: bailamos al son de la música pero siguiendo a la coordinación que guiaba la profesora con unos zapatos, jugamos al "switch" y al "swatch", caminamos por donde sea, nos expresamos por medio de nuestras espaldas...y mantuvimos una armonía. Claro que este tipo de actividad logró su cometido: la relajación y la holgura de nuestro cuerpo al contacto con los demás. Percibí al grupo distendido, como si no hubiesen presiones en relación a nuestros horarios y estructuras, de alguna forma se rompieron momentáneamente esas pesadas cadenas. Y la actividad que provocó mayor heterogeneidad de emociones fue la que consistió en dividirse en 4 subgrupos los cuales tenían una temática distinta que tratar (algo así como un emblema al que debíamos atender): La libertad, El maquillaje, El movimiento y La entrega.  Luego, tuvimos unos 20 minutos aproximadamente para elaborar un "sketch" que se relacionara a la temática. A mi grupo (10 personas) nos fue designado "El movimiento", y con gran temor y algo de vergüenza asumimos nuestra labor. Intentamos en soltarnos e interactuar entre nosotros para poder elaborar algo "decente" de ser presentado, así que utilizamos unas telas grandes de colores que nos ayudaron a superar nuestros tapujos y finalmente pudimos ponernos de acuerdo. Algunos de nosotros estábamos amarrados por una de las telas y nos dispusimos en círculo, mientras 3 de nuestros compañeros danzaban al ritmo de una música algo alegre y misteriosa. Y llegó el momento de presentar. Fuimos los primeros en exponernos, ya que, habíamos ensayado en la sala donde se harían los "espectáculos". Para nuestra sorpresa resultó una actividad bastante entusiasta, logramos reírnos de nosotros mismos y de la situación que tanto nos acomplejaba. De este modo logre entender que la música y el movimiento son aliados implacables, que si logra captar la voluntad de la persona puede desatar goce y placer. Luego, observamos las demás presentaciones, todas con dedicación y motivación lo que hizo que resultaran en un éxito colectivo, porque nadie se seguía quejando, nadie graznaba ira ni sufrimiento, sino todo lo contrario, estirábamos el cuerpo y manteníamos la tolerancia ante la actividad. Puedo decir, bajo mi percepción, que nos marchamos más contentos o quizás más "algo", pero positivo finalmente.
¡mOVIMIENTo!

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